2 jun 2010

Al detalle, Candelario (Salamanca)




César tenía razón al preferir el primer puesto en una aldea que el segundo en Roma. No por ambición o vanagloria, sino porque el hombre que ocupa el segundo lugar no tiene otra alternativa que los peligros de la obediencia, los de la rebelión y aquéllos aún más graves de la transacción.
Memorias de Adriano


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